Hoy,
tras el comentario despectivo de mi profesor sobre los trabajadores del McDonalds
he pensado mucho en mi padre. Aquel que trabaja en un bar. Vale, no es el
McDonalds, pero ¿qué diferencia hay?
No es
el mejor trabajo del mundo, eso está claro. Y no tendrá un gran estatus
(Eso pensarán algunos aunque PARA MI TIENE EL MISMO QUE LOS DEMÁS). Cuando todo
el mundo está de vacaciones, es cuando más esperas tener que trabajar. Y eso
quizás dos niños pequeños no lo entienden, incluso, algunos no tan pequeños
cuando echan de menos a sus padres. Pero
a mi parecer, es bonita a su manera. Y no creo que sea tan malo, ya que gracias
a él, yo puedo realizar mi sueño.
También,
debo decir todo el esfuerzo que hace para llevarlo adelante. Además, me
aconseja en todos mis posibles problemas que pueda tener, sobre todo me anima a
seguir adelante y a afrontar todo con valentía. Si me caigo, me da la mano para
levantarme. Si me deprimo, me saca una sonrisa.
Puede
ser el padre más pesado del mundo, puede enfadarse conmigo o yo con él cada fin
de semana que voy, puede que prácticamente no lo vea o al menos no todo lo que
yo quisiera. Aún así, no puedo estar más orgulloso de él.
Ojalá
tuviera yo su constancia, su valentía de emprender, su coraje, el no rendirse
nunca, el continuar hacia delante
incluso cuando todo está negro. No debo, olvidarme de mi madre, que aguanta y
ayuda en todo.
Por
ello, MI HÉROE, es él.
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