Decir adiós a la única persona que has querido, por la que darías la vida por ella, DUELE.
Duele demasiado.
Aún sabiendo que no queda otra, aún sabiendo que no te quiere y ya no le importas.
Duele...
Duele mucho...
Duele...
Simplemente duele...
Y no puedes hacer nada.
Porque ese dolor te consume cada vez que aflora a tu piel.
Aún sabiendo que es lo mejor para ti y para tu vida.
Duele...
Aún sabiendo que aunque des tu vida, ella no la daría, la sigues dando,
Y duele...
Aún sabiendo todo esto y mucho más.
Duele...
Porque todas estas razones razonables existentes no son suficientes ante esa minúscula parte de razones que te apoyan a no decir ADIÓS.
Pero vas a decir ADIÓS... y por eso, DUELE.
domingo, 19 de enero de 2014
lunes, 6 de enero de 2014
Te
quiero, lo mire por donde lo mire, te quiero.
Y por
momentos te odio, más que a nadie.
¿Sabes
por qué?
Porque
espero de ti cosas que nunca harás.
Porque
me alegras el día cuando quieres verme y si te veo, ya soy feliz por dos días.
Porque
haría cualquier cosa por ti.
Porque
nadie me llena como tú, después de varios intentos.
Porque me
enerva que pases de mí, y lo que es peor, me pone mal.
Porque
no puedo decir, paso de ti, ya que a los 5 segundos te vuelvo a dar la brasa.
Porque
hago locuras por ti, que tú no haces.
Porque
quiero escucharte o verte en cualquier momento.
Pero tú
y yo sabemos que no harás lo mismo por mí. Que te pido más de lo que puedes
darme y que nunca volveré a ser lo primero para ti. Que ya baje de plano en tu
vida mientras que yo siempre estaré para ti aunque tú no lo quieras.
Para ti
siempre seré una distracción en esos momentos de aburrimiento extremo.
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