¿Sabes? Decidí
ponerme la gran barrera contigo. No entablar relación más allá de las bromas.
Extraño en mi, ya que siempre soy la primera en entablar ese tipo de
relaciones.
Pero sabía que
si no era así, ocurriría lo de siempre. Yo acabaría lastimada, y no, ya no
quería volver a estarlo más.
Pero, a pesar
de todo, quería hablar contigo, quería conocerte. Y aunque yo era la más borde
de todas… esa barrera fue desapareciendo poco a poco… fue desapareciendo sin
darme cuenta… cada vez me gustaba más que me hablarás, quería que lo hicieras y
si no era así, una furia dentro de mi se desataba…
Era extraño,
estabas lejos, pero había noches que nos pasábamos horas y horas hablando y parecían
minutos… pero lo que es aún más extraordinario, te sentía cerca… Y como ya he
dicho… esa barrera, para mi parecer desapareció un día… un día en el cual no me
importó decirte mil y una cosa… No diré que estuve cariñosa, pero se acercaba a
ello bastante.
Al día
siguiente, me arrepentí de ello enormemente. Algo cambió, no voy a mencionar
que… pero ya todas tus palabras me parecían falsas… me había vuelto una borde
otra vez… pero no sé como lo hacías… pero volvías de nuevo a conseguir romper
eso… con tus palabras, tus bromas, tu voz, tu cara… y es que nunca me creeré
que esa carita infantil tiene esa voz de hombre. Porque me encanta ese acento
mezclado. Y sí, muchas veces lo he negado y lo seguiré negando, pero ahora
mismo, aquí, diré que me encanta tu voz, que me encanta que me piques, que me
encanta intentar ponerte celoso y me encanta que me llames, me encanta
escucharte y me pongo idiota cuando me dices esas cosas… pero NO. Se acabó. No
puedo seguir así.
SE ACABÓ. Porque
yo no estoy aquí para perder mi valioso tiempo con juegos de niños pequeños. No
quiero otra noche enfurruñada porque al niño pequeño le dio por no aburrirse… y
yo estar así, pasándolo mal, sintiéndome idiota.
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